viernes, 4 de mayo de 2012

Ano contra natura


Ni los rulos que te desbordaban la cabeza me impidieron ver que ibas a ser la mujer de mi eternidad. Hacia un frio de la puta madre y yo tenia un saco de terciopelo negro encima de la polera blanca, mientras que vos, con tu timidez, balconeabas las tetas todavia jovenes abajo del tapadito. La tension de las miradas que cruzamos (a los ojos y a tus tetas) debe haber provocado que la musica sonara tan mal. Bailamos sin ritmo durante un rato, con mis pasitos de caracol cocainomano y tus movimientos de paloma sedada. Cuando me dijiste que ibas al baño fue que me convenci que iba a querer esperarte hasta que vuelvas, o hasta que te mueras (en esta vida o en todas las que siguieran). Te di el telefono y nos fuimos, cada uno por su lado, con el frio a cuestas.


 Me llamaste al martes siguiente, porque soy irresistible. Asi que te pase a buscar por la escribania de la calle Uruguay con un Tofi en la mano para darte y fuimos al cine a ver la de Nicholas Cage . De ahi en mas, nos subimos a la montaña rusa mas violenta, caotica y adrenalinica a la que nadie mas nunca pudo subirse.


 Convencido de que era irrelevante llevarse bien o llevarse mal, y que lo unico importante era el amor, estuve al lado tuyo (a veces mas cerca y a veces mas lejos) tanto tiempo que ni me acuerdo cuando fue que me fui. Años de velorios en soledad, karaokes de borrachin y partidas de backgammon a muerte. Se que fui yo el que tuvo que bancarse el matorral que tenias entre las patas la primera noche que juntamos los pelos. Podes alardear de que con vos se me paraba siempre (que epocas gloriosas y lejanas!). Y yo puedo decir que ningun negro porongudo y brasilero te la puso con tanta dedicacion como la mia. Fija. Asi que todavia, de alguna manera inimaginable, yo se que sigo adentro tuyo.


 El tema es que la mano empezo a cambiar un poco. A vos no te parecio bien que liquidara la herencia que me dejo la prima de mi vieja en el poker. Y a mi no me gusto mucho que compraras el departamento en la costa sin avisarme. Como nunca entendiste que cuando jugas a la play, la tele ilumina y no necesitas otra luz mas que esa, decidiste cagarme a trompadas. Todo por no cambiar la lamparita del comedor. A veces pienso que es una suerte que decidieras arrancarme el dedo anular con el mordiscon. Como nunca me case y no tuve que usarlo para la alianza, no lo extraño tanto. Ademas, vos recuperaste en el dentista los dos dientes que te baje (sin querer, te juro) pateandote la cabeza. Junto con mi desidia, llegaron tu celulitis, mi calvicie y tu depresion.


 Te hice la vida un poco imposible cuando me dejaste. Te busque, te segui, te persegui. Te fui a buscar a la puerta de los 4 laburos que siguieron a la escribania (el banco, el restoran y la petrolera, me acuerdo patente). Te espie cuando entrabas a los telos del centro con los que antes eran tus amigos. Y despues, cuando ya vivias sola, te tocaba el timbre todos los sabados a las 4 de la madrugada, un poco porque te extrañaba y otro poco para cortarte un posible polvo. Todavia me acuerdo cuando le pegue el puntazo al boludo que que se calento porque fui a tu casamiento y no me habias invitado (estuviste floja, ahi). Te juro que no sabia que el tipo era, desde ese momento, tu marido. Pero bueno, se lo merecia por metido. Estoy convencido que te vi todos y cada uno de los dias, hasta hace un tiempito. No tengo muy en claro cuando fue que deje de verte pero todavia te sigo buscando.


 Ahora que ya estoy muerto (no tengo muy presente desde cuando), y soy un fantasma, es una cagada no tener orto donde meterme el amor.


 Igual te extraño, siempre y mucho.
                                                                                                                              Roberto.